Nina Ferencic, coautora de "Blame and Banishment", habla sobre los efectos de la epidemia del VIH en los niños.
"Hay una renuencia generalizada a reconocer la participación de los menores y jóvenes en esas prácticas", apuntó Ferencic.
Muchos jóvenes de esas regiones también temen que si se hacen el test del VIH o solicitan tratamiento, o si acuden a otros servicios de reducción del riesgo de contagio, se informará a las autoridades acerca de sus prácticas y comportamientos arriesgados. Según un reciente estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en seis países de Europa del Este y Asia central, las personas que viven con VIH tienen más temor del estigma social que conlleva esa enfermedad que de las consecuencias de la misma para su salud.
Los factores de los comportamientos arriesgados
Ferencic añadió que otro de los factores que agrava la crisis es que debido a circunstancias sociales, económicas o familiares, un número creciente de niños y niñas no se encuentra bajo la supervisión de sus progenitores.
Según cálculos de los expertos, en Europa del Este y Asia central hay más de un millón de niños de la calle, que viven en situación de pobreza y que en algunos casos deben prostituirse para poder sobrevivir.
"El principal reto que implica la respuesta al VIH", se señala en el informe, "consiste en comprender que se trata de una epidemia que afecta principalmente a las personas a las que la sociedad considera antisociales o delincuentes. Las esperanzas con respecto al futuro están cifradas en los nuevos modelos de servicios integrados para mujeres, niños, niñas y jóvenes que desarrollan tanto las organizaciones de la sociedad civil como los servicios sociales y sanitarios de los gobiernos".
Compasión en lugar de culpa
Ferencic agregó que espera que el informe demuestre que hay muchos jóvenes marginados que necesitan apoyo y protección.
"Esperamos que el informe genere más atención con respecto a las cuestiones que afectan a los niños, niñas y jóvenes que son vulnerables, que tienen comportamientos de riesgo o que ya viven con el VIH o el SIDA", apuntó. "Esos niños y jóvenes deben contar con acceso al apoyo y a los servicios especiales que necesitan".
El informe señala que cuando se trata de ayudar a los niños y jóvenes afectados por la epidemia es necesario reemplazar la culpa y el ostracismo mencionados en el título del mismo por el cuidado y la compasión. "De no mediar una mayor solidaridad y aceptación social", concluye el informe, "el sufrimiento de los afectados, al que se suele considerar autoimpuesto, queda atrapado en un vacío moral, entre algo cuya existencia simplemente se acepta y algo que constituye una obligación moral que impulsa a la acción".
FUENTE:UNICEF
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