CASO SOFIA SIGUE TODO IGUAL

RÍO GRANDE: Ha pasado un año, ocho meses y veintisiete días de la desaparición de la menor Sofía Yasmín Herrera y todo continúa como en un principio. Numerosas actuaciones se realizaron, pero las mismas no lograron arrojar los resultados esperados, ya sea por inoperancia por parte del Juez, el fiscal o la propia policía. Los padres de Sofía continúan desesperados y el tiempo continúa transcurriendo sin vistas a un posible esclarecimiento. Parece mentira que hayan transcurrido 632 días de la desaparición de la pequeña Sofía Yasmín Herrera y que por el momento no hayan noticias certeras sobre su paradero. Parece que fue ayer cuando desde la policía se dio la noticia sobre el paradero de una menor que había desaparecido del camping John Goodall, un tranquilo lugar ubicado a unos 50 kilómetros al sur de la ciudad de Río Grande,donde cientos de familias se hacían presentes para acampar o simplemente pasar un lindo día de campo, como una forma de distenderse de todos los problemas que aquejan a la sociedad o simplemente tomarse un descanso luego de una larga semana de trabajo.

Así fue, que ante un descuido por parte de los padres de Sofía y de un matrimonio amigo, la pequeña desapareció, como si se la hubiese tragado la tierra, sin dejar un mínimo rastro.

Numerosas investigaciones se fueron llevando a cabo por parte de la policía y del Juzgado de Instrucción de Primera Nominación, a cargo del hasta ese momento, inexperimentado juez Eduardo López, quien se hizo cargo de la causa por la desaparición de Sofía, y quien a 21 meses de ocurrido el hecho, se ve sobrepasado por una de las causas que mayor trascendencia pública ha tomado en la provincia de Tierra del Fuego y a lo largo de toda la Argentina, como en gran parte de Sudamérica.
Si bien desde la Justicia se hizo todo lo humanamente posible, para la sociedad y la familia de la menor, siempre se consideró que fue poco.

Lo cierto es que poco se puede hacer al no tener ningún indicio ni pista para poder comenzar a investigar.

Quizás desde un primer momento se pensó que solo se trataría de un simple extravío, y que a las pocas horas aparecería la niña con un gran susto por la ausencia de sus padres, pero lo cierto es que demasiado tiempo ha pasado y uno ya no sabe realmente que pensar, que es lo que le podría haber pasado a Sofía.

La investigación por la desaparición de Sofía ha sido muy complicada desde el principio, ya que se comenzó a trabajar sobre una pista falsa, la cual fue brindada por uno de los hijos del matrimonio que acompañaba a la familia Herrera, asegurando que había visto a un hombre de pelo largo, con un sobretodo negro, un tatuaje con el dibujo de un dragón, un perro bóxer y un automóvil Volkswagen Gol; lo que generó que inmediatamente se realizara un identikit del supuesto captor y tan solo en una sola noche, se realizaron más de una docena de allanamientos en Río Grande y otros tantos en la capital provincial, todos con resultados negativos.

Todos los trabajos de la Justicia se basaban en la búsqueda de la persona del identikit descripto por un menor de diez años, y a quien los psicólogos del Poder Judicial aseguraban que su declaración tenía un alto grado de veracidad, por lo que el testimonio del menor era la única pista certera hasta el momento.

Mientras desde el Juzgado del Dr. López se continuaba trabajando, la ciudad entera marchaba por las frías calles de Río Grande pidiendo por la pronta aparición de la menor, ya que los días transcurrían y los padres continuaban con una profunda desesperación debido a que su hija no aparecía.

Uno recuerda la primera marcha que se realizó, donde al menos unas tres mil personas acompañaron a los padres, pero curiosamente y luego de que continuaban pasando los días, el apoyo de la sociedad comenzó a disminuir notablemente, siendo que la segunda convocatoria masiva, la cual se realizó en horas de la mañana (ya que la primera fue en horas de la noche donde la gente debió soportar bajas temperaturas), tan solo logró reunir a unas trescientas personas que marcharon por las calles haciendo sonar el ruido de las cacerolas, la cual contó con el apoyo de algunos gremios quienes se hacían oir con sus bombos y redoblantes. Esa marcha no solo realizó un recorrido por las calles céntricas, sino que pasaron por la casa de la Gobernadora de la provincia y la vivienda del Intendente, donde la intención era la de realizar un pedido y que las principales autoridades de la ciudad y la provincia les brinden todo el apoyo necesario para incrementar la búsqueda de la menor.

Ya se podía observar una gran merma en el apoyo popular, el cual fue decreciendo con el correr de los días, tal vez por cansancio o porque uno al no ser el damnificado, pierde el interés de algo al poco tiempo, a tal punto que uno logra observar hoy en día a María Elena Delgado, madre de Sofía junto a cuatro personas, firmes, haga frío o calor, tres veces a la semana, reunirse en la intersección de las avenidas San Martín y Belgrano, donde con sus pancartas, intentan seguir pidiendo colaboración a los vecinos, quienes continúan normalmente con sus vidas y parece ser que ni siquiera logran ver a una madre desesperada solicitando por su hija.

Mientras la investigación continuaba y transcurrían los días, las semanas, los meses, todos los organismos públicos (Gobierno Nacional, Gobierno Provincial y Municipalidad), como asimismo entidades privadas ofrecieron grandes recompensas para quien pueda brindar datos sobre el paradero de Sofía.

Lamentablemente esta medida no solo que no logró conseguir el aporte esperado, sino que desató la viveza de personas que les gusta burlarse del dolor ajeno, ya que numerosos llamados de distintos puntos del país fueron realizados para brindar datos, los cuales eran falsos y hasta llamados extorsivos, lo que terminó derivando a la detención de personas que en ningún momento habían estado con la menor y todo resultaba ser una broma de mal gusto, lo que generaba una mayor incertidumbre y malestar por parte de los padres, quienes cada vez que recibían un llamado telefónico de ese tipo, una luz de esperanza comenzaba a brillar en sus ojos, hasta que se les derrumbaba su mundo una y otra vez.

Con los llamados extorsivos, la causa pasó al Juzgado Federal, a cargo de la Dra. Lilian Herráez, lo que hacía presumir que un cambio de Juez o Juzgado podría traer beneficios para un avance en la causa, pero cuando se comprobó que todo había sido un chiste de mal gusto, toda la investigación regresó a las manos del Juez López.

Los famosos “videntes” tuvieron una aparición en esta historia, ya que una gran cantidad de ellos se presentaron, todos asegurando ser muy buenos en su profesión, pero ninguno logró dar en blanco.

Los días continuaban pasando y no había nada concreto, la familia nombraba abogados querellantes para que le pida tanto al Juez como al fiscal, que realicen medidas para que la investigación avanzara, pero al no obtener los resultados pretendidos, buscaban a otra persona que los representara, pasando en primer momento el Dr. Guillermo Gowland, quien desempeñaba funciones como titular de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, luego el mediático abogado, Juan Héctor Ladereche, hasta llegar al Dr. Francisco Ibarra, un letrado de bajo perfil que una vez asumida l querella, una de las primeras medidas solicitadas fue la realización de una nueva reconstrucción del hecho.

Si bien para todos los medios de prensa, era la primera reconstrucción, se supo que era la tercera que se realizaría, ya que las dos primeras se levaron a cabo bajo un total hermetismo por parte de la Justicia.

Así fue que medios locales y nacionales se hicieron presentes en las instalaciones del camping John Goodall donde se realizó la tercera reconstrucción, esta vez con la presencia de personal enviada desde el Gobierno Nacional (policías, peritos, psicólogos).

Allí se logró observar una vez más un trabajo mediocre por parte de la Justicia, porque dejaron de lado algunos hechos que supuestamente sucedieron esa mañana del 28 de septiembre de 2008, momento en que desapareció Sofía.
Uno entiende que al realizarse una reconstrucción, se debe reconstruir minuto a minuto todo lo realizado durante el momento en que pasó el hecho, como por ejemplo, los recorridos que realizaron todas las personas que se encontraron en ese momento en el camping.

Allí habían cinco personas mayores de edad (matrimonio Herrera, matrimonio de amigos y el por aquel entonces, cuidador del camping).

Lo más llamativo de la reconstrucción, fue que en las declaraciones desde un primer momento de todos los adultos presentes en el John Goodall, la mujer que acompañaba a
los padres de Sofía, aseguró que una vez que desapareciera la menor, ella se trasladó en su vehículo hasta la comuna de Tolhuin para dar aviso a la policía, presentándose en la comisaría de la comuna y luego pasar por la panadería, para luego regresar al camping, pero ese recorrido no fue realizado en la reconstrucción, ya que el Juez consideró no ser necesaria.

Uno con esto no busca implicar o responsabilizar a la mujer, pero llama poderosamente la atención de que no se haya realizado esa parte de la reconstrucción, por lo que uno comienza a pensar si habrá habido otras fallas en la tercera reconstrucción.

Otros de los hechos que llamó mucho la atención, fue que los psicólogos del Poder Judicial Nacional descartaron el testimonio del menor que dijo ver a un hombre al momento en que sustraía del camping a la pequeña Sofía, asegurando que todo fue una fabulación del menor.

A raíz de esto, uno se pone a pensar, como puede ser que los profesionales que tenemos en la provincia no se hayan dado cuenta de que la declaración del menor carecía de veracidad, siendo que ellos mismos sostuvieron un alto porcentaje de realidad en sus dichos, eso quiere decir que si no se hubiesen presentado los profesionales de Nación, aún se continuaría trabajando sobre un identikit, sobre el cual y a lo largo de todo un año, el juez López consideraba como el principal sospechoso de haber sustraído a Sofía, dejando entrever el deficiente personal con el que cuenta el Poder Judicial de Tierra del Fuego.

Una vez finalizado la tercera reconstrucción y tras la evaluación de las medidas realizadas y las declaraciones de todas las personas presentes en el camping el día de la desaparición, se necesitaba tomar alguna medida diferente a las ya realizadas, así fue que se ordenó la detención de Alberto Urrutia, cuidador del camping John Goodall y Fabián Herrera, padre de Sofía.

Ambas detenciones llamaron poderosamente la atención, ya que el padre de la menor fue detenido por pedido del fiscal Guillermo Garone, al considerar que durante la reconstrucción habría mentido en algunas oportunidades, imputándole el delito de “obstrucción de la Justicia”, un delito excarcelable, por lo que en 24 horas, logró recuperar su libertad.

Muy diferente fue la situación del Urrutia, a quien se lo consideró como el principal responsable por la desaparición de la menor, a quien se le imputó “sustracción de la menor”, un delito no excarcelable.

Al cabo de diez días de haber sido detenido, el Juez López resolvió procesarlo con prisión preventiva por dicho delito, pero cuando se dieron a conocer los fundamentos del procesamiento, parecía una broma de mal gusto por parte del magistrado, ya que habría sido detenido por un descarte de personas, sin tener algo concreto.

Ahora bien, habría que ver si esta medida adoptada por el Juez López fue un pésima decisión de él, o simplemente fue una orden emanada por el Superior Tribunal de Justicia de la provincia, ya que había transcurrido un año de la desaparición y la sociedad necesitaba una respuesta, encontrar un responsable y como Alberto Urrutia, era una persona de avanzada edad y no poseía familiares o amigos, era la persona indicada para detener y poner un paño frío a la situación; tornándose así como “El Perejil de la Causa”; pero realmente esto nunca se podrá saber, ya que podría llegar a generar un escándalo que le costaría la cabeza a más de una persona en la Justicia fueguina.

Con Urrutia tras las rejas, la causa parecía encaminarse a una pronta resolución, pero lo cierto es que la sociedad comenzó a darse cuenta de que se trataba de una persona inocente y la torta se le dio vuelta al Juez, quien no lograba encontrar algo que implique a Urrutia como la persona que sustrajo a Sofía.

Casi un año pasó para que el Juez decidiera ordenar el sobreseimiento del único acusado y detenido por la causa, esta situación llegó una vez que se conociera que ni el abogado querellante ni el fiscal tenían la intención de ir a un juicio en contra del detenido, porque se sabía que no había ninguna prueba en su contra y que se trataba de un “Perejil” que fue detenido por un simple descarte, dejando una vez más a la Justicia fueguina y al Dr. Eduardo López como el hazme reir de todo el mundo.

Como puede ser que se haya detenido a una persona, procesado si ninguna prueba y luego de un año, asegurar con total tranquilidad y normalidad de que esta persona no tenía nada que ver con la sustracción, una verdadera locura.

De esta forma uno comienza a pensar y afirmar, como lo realizó en numerosas notas periodísticas realizadas, de que la causa se encuentra estancada, sin ningún avance concreto, con un Juez que continúa sobrepasado por un hecho del cual no existen indicios.

Ahora sí, podría uno llegar a pensar o el mismísimo magistrado, debería comenzar a analizar, si no sería conveniente dar un paso al costado y dejar que otro Juez, quizás con mayor experiencia, se haga cargo de la situación.

Con esto, uno no sabe si realmente podría llegar a cambiar todo, si un nuevo Juez puede llegar a dar en la tecla, pero lo cierto es que hasta el momento han transcurrido 632 días y todo se encuentra como el primer día, más de un año y medio de investigación, que parecería no haber ayudado en nada, los días continúan pasando, los padres siguen desconcertados por lo sucedido, la sociedad día a día va perdiendo el interés y Sofía sigue sin aparecer.

JAVIER PUEBLA

CRÓNICAS FUEGUINAS